Una agricultura sin plásticos

Por quinto año consecutivo, los agricultores ecológicos han optado por dejar de lado el plástico tradicional y adoptar una alternativa biodegradable para cubrir sus cultivos. Esta alternativa, proporcionada por APAEMA y apoyada económicamente por Mallorca Preservation, ha conseguido sustituir el plástico convencional y evitar que una superficie equivalente a 50 campos de fútbol se cubra de plásticos no degradables.

APAEMA coordina la adquisición de plástico biodegradable para su uso en agricultura ecológica. Este año se han sumado al proyecto una veintena de fincas, lo que ha supuesto la utilización de unos 170 kilómetros de biofilm, con un peso de 3.000 kilogramos. Esta importante cantidad de plástico biodegradable ha sustituido con éxito al polietileno convencional, utilizado habitualmente en la agricultura.

Uno de los factores clave del éxito de esta iniciativa es el apoyo financiero proporcionado por el MAPF, que asume parte del coste adicional asociado al uso de plástico biodegradable en lugar de plástico convencional. Este apoyo ha hecho económicamente viable que los agricultores opten por la alternativa no contaminante. Sin esta ayuda, la adopción de materiales biodegradables habría sido menos probable. El continuo apoyo financiero del MAPF a lo largo de los años ha contribuido a consolidar el cambio y a poner de relieve la reducción de mano de obra que supone el uso de esta versión biodegradable.

El plástico acolchado se utiliza ampliamente en la producción profesional de hortalizas como técnica eficaz de control de las malas hierbas. Ofrece varias ventajas, como la reducción de los costes de mano de obra, el trabajo más fácil para los agricultores y la aceleración de las cosechas. Sin embargo, uno de los principales retos asociados al plástico de acolchado es su correcta eliminación una vez que se convierte en residuo. No todo el mundo está dispuesto a asumir el coste e invertir el tiempo necesarios para recogerlo y transportarlo a los puntos de recogida designados. En consecuencia, a menudo se quema en bidones o se tritura, lo que da lugar a innumerables fragmentos pequeños de plástico que nunca pueden eliminarse por completo. Ciertas variantes del plástico convencional, conocidas como plásticos oxodegradables, que facilitan la reducción de microplásticos, ya están prohibidas en algunas comunidades debido a su perjudicial impacto medioambiental.

En cambio, el plástico biodegradable resuelve completamente este problema. Se descompone y se incorpora al suelo en cuestión de meses, sin dejar residuos. A diferencia de las reducciones parciales que se consiguen con otros métodos, el plástico biodegradable fabricado a partir de materiales orgánicos desaparece por completo, proporcionando una solución sostenible. Aunque el coste inicial puede ser más elevado, el ahorro posterior que supone evitar tener que deshacerse de él compensa con creces la inversión inicial.

A lo largo de este proyecto de varios años, unas veinte explotaciones ecológicas se han beneficiado de esta iniciativa. Como resultado, se han evitado más de 718 kilómetros de plástico, sustituido por 13.293 kilogramos de biofilm libre de transgénicos. El impacto positivo de este proyecto se extiende más allá de las explotaciones individuales, contribuyendo a un sector agrícola más limpio y sostenible en la isla de Mallorca.

El éxito de esta iniciativa sirve de ejemplo a agricultores y comunidades agrícolas de todo el mundo, demostrando que existen alternativas sostenibles y que pueden ser económicamente viables con el apoyo adecuado. Al adoptar el film biodegradable y reducir su dependencia de los materiales convencionales, los agricultores ecológicos de Mallorca están dando pasos significativos hacia la protección del medio ambiente y la promoción de un futuro más verde para la agricultura.